Un niño de 2 años hace rabiar a su joven madre, entre gritos y quejidos la madre se desespera. La mujer toma del brazo a su hijo y lo intenta encerrar en el baño, de pronto, con un tono de arrepentimiento el niño dice: "perdona mamá". La mamá queda atónita por lo que sonríe al descolocarse con esta situación, sabiendo que su hijo no sabía hablar. El castigo queda en el olvido y la anécdota pasa a ser una leyenda familiar.
Un niño que no sabe hablar quiere llamar la atención de su madre, no obtiene resultado y recuerda que gritando podía obtener lo que quería. De pronto es poseído por el espíritu de un delicuente que había muerto en esa casa que ahora habitaba su familia... "perdona mamá".
Un delicuente muere apuñalado por su madre al ser sorprendido robando un televisor, el joven contaba con antecedentes de tráfico de drogas y supuestamente quería vender los aparatos eléctricos de su casa. Agonizando en el piso se cuenta que sus últimas palabras fueron "perdona mamá".
Un delicuente quiere pedirle perdón a la sociedad por lo que hace, se posee por el espíritu de un profeta. Comete sus errores y dice palabras que ni el entiende, palabras que sólo su religión le ha inculcado ¿moraleja?
Nosotros los “seres” posmodernistas vemos a nuestro cuerpo como una mercancía, un objeto que debe ser digno de admiración, detestamos nuestros cuerpo cuando prendemos la tele y observamos las trabajadas figuras de los modelos, porque pensamos que esa es la manera de ofrecernos al resto.
No me parece mal que alguien se preocupe de su cuerpo, pero me llama fuertemente la atención que hayan muy pocos ejemplos de personas que además de haber cultivado su cuerpo se hayan enriquecido de cultura, conocimiento y por qué no decirlo también, de empatía y meditación. Creo que la clave está en el equilibro de la mente y el alma, pero muy pocos hacen de estas pautas su forma de vida, se conocen se aprueban pero estamos tan inmersos en la competencia de la apariencia y en ser aceptados que no nos queda tiempo para el resto. El tiempo nos juega en contra en todo y no nos queda otra cosa que calcular y desechar lo que no nos sirve.
Decía Fromm en “el arte de amar”, que la única manera de superar el problema de la separatividad una persona debía (o podría) enamorarse, entregarse a otro y de esta forma querer a todo el resto, que el amor es un arte porque se entrega a otro sin esperar nada a cambio, que el amor se cuida y no se desecha, que la sociedad está en caos porque todos creemos ser una mercancía esperando a otra para que logremos intercambiarnos superficialidades. Y en vista de esto, creo que la materialidad nos ha calado irremediablemente. Somos engendros de este sistema y primero que todo, debemos aceptarlo. Debemos balancear todo lo que esté a nuestro alcance. Sería ideal ir a un “Off Side Gym” en donde te dicten clases de cómo soportar a las personas caprichosas de este sistema y que luego hagas 100 abdominales, que hayan horarios de historia para poder entender lo que nos ocurre, sociología, psicología, psicoanálisis, yoga, nada muy distinto a lo que hacían algunos griegos, pero aún así, seguiríamos siendo los cuerpos alienados/transmutados que somos en la cotidianidad.
Para amar a alguien, siento yo, no hay que conocerlo necesariamente por entero. Creo que para tratar de “agarrarle” cariño a esta sociedad nos hace falta “saber nada”. La publicidad nos juega chueco, nuestra mente ve cosas que no debería ver, decimos que queremos un coca-cola de forma programada ¿entonces?
¿Tenemos que seguir descubriendo ése veste que nos separa de las personas?
¿Podemos intentar agarrarle cariño a otro tipo de cuerpo humano?
Sigo insistiendo, un cuerpo hermoso es uno que está equilibrado, que sabe ponerse en el lugar de otro y que pueda trepar árboles como lo hacía un australopitecus, que se note la evolución, que haya belleza en el actuar.
Casi por casualidad, me fui enterando de la historia de una muerte causada por quienes decían amar pero, evidentemente, nunca supieron cómo hacerlo.
Optó por envenenarse y entregarse a la desesperación, en su lecho de muerte tenía un papel en la boca que decía: “no supe fluir sin ti”
Su paradero se esfumaba en demasiadas versiones. Había poca gente que apoyaba su alejamiento, porque en realidad todos desdeñaban el hecho.
De todas formas no había duda alguna de que el padre estaba dolido con sus hijos y que se encontraba en algún sitio, solitario, intentando sanar sus heridas por cuenta propia.
Los mismos hijos -declarados culpables- aparecieron luego por toda la prensa fotografiados, sosteniendo el órgano que el alma del hombre decidió revelar.
Y fue ahí que comprendí: del barro venimos y hacia el barro vamos. Pero, ¿y si no hay más barro dónde ir?
Si nunca te he dicho que te odio es porque te quiero. Porque hay veces en que te odio pero no del corazón, aunque de la cabeza me surgen las ganas de tenerte odio y echarte la culpa por todo. Por todo. Quiero tener la culpa de todo lo que hago, pero aún así te sigo teniendo al lado lúcida para seguirte linchando, me gusta verte con más mochilas cada día, verte sufrir me hace quererte más. Si el sufrimiento me satisface y el recocijo me inquieta no nos queda otra cosa que vivir alejados de nuestras contradicciones sentimentalistas, tengo que matarte por siempre – no tengo que amarte por un rato. Ya chao, me voy a estudiar.
"Don't be a good neighbor anymore to her. I'll have to send you a love letter! Straight from my heart, fucker! You know what a love letter is? It's a bullet from a fucking gun, fucker! You receive a love letter from me, and you're fucked forever! You understand, fuck? I'll send you straight to hell, fucker!... In dreams... I walk with you. In dreams... I talk to you. In dreams, you're mine... all the time. Forever..."
Hay muchas cosas por decir; conocer el mundo es algo individual, darse cuenta de la bueno y lo malo es algo personal, querer ser bueno o malo es un bien comunitario, sociable, ascendente para con las relaciones personales, individuales, comunistas...
...blue herny.
Alguna mujer de mi casa dejó su cortauñas en mi escritorio, dejó el resto de una uña larga y pintada por algún producto que ninguno de sus novios lograra apreciar. Escucho Jazz y con eso me siento un ser profundo, porque además estoy escribiendo en un día sábado por la noche, un día 1 de Marzo, un día en que la mayoría de la gente está despidiendo el verano a su estilo... yo lo hago apenado y escribiendo lo que se me venga a la mente.
Me levanto para ir a fumar el cigarro que dejé en la ventana y escribo esto, siento que mi vida dejará de ser la misma en dos semanas más, echo de menos a mis amigos del colegio, echo de menos la compañía, llevo demasiados días solo en esta habitación. Y las trompetas se intensifican en este instante, esta parte de la canción me gusta y me inspiro su resto para seguir escribiendo. Pienso que perdí tanto tiempo en el preu el año pasado, conocí a un profesor que también echo de menos ahora, sentía que me entendía...En esos días de lluvia de no hacer nada me divertía mirando a la gente que estaba estresada, que debía ir a estudiar o que debía seguir arreglándoselas para sobrevivir con hijos a cuestas. Hubo muchas caras de aflicción y yo me entretenía mirándolos, contemplaba 2 veces a la semana el transantiago y me estresaba, eso era todo lo que hacía. En mi casa no había qué hacer, lavar la loza o ducharse era la gran tarea del día, muchas veces me masturbé para pasar el rato y luego me apenaba. No gocé ni un minuto del año pasado, cuidé a mi sobrino de un año por casi 2 meses y me agoté, me rendí y seguí sin hacer nada, no pintaba, no hablaba, todo me molestaba, me preocupaba más de mi blog, este mismo que ahora tiene cara de “me estoy muriendo”. Me acerqué a mi papá y me alejé, le conté a mi mamá mi gran secreto y sufrí, pololeé sin grandes esperanzas, probé sin grandes significados, me aburrí como nunca en mi vida, lloré con más fuerza que nunca, soñé los sueños más importantes, pensé lo más estúpido, escribí lo que siempre quise, dudé de mí como nunca, disfrutaba el contacto con gente desconocida como si fuese un gran milagro, vi todas las películas que quise ver, fui al cine solo las veces que quise, tome milo en polvo como morsa, chatié los más que pude, jotié, envidié, me drogué por primera vez, perdí mi virginidad, hice sufrir a hombres que quise, anduve en bici como maratonista, leía libros y nunca los terminaba, quise dudar de mí, critiqué mi entorno, tuve un amigo de canadá, conocí a la Palo, a la Cote, al Seba, al Yeyo, a la Mathilda, al Felipe, al Claudio, al Milton, a la Mili, a la Leonor, a la Vale, a la Pamela, a la Macarena y al Edgar.
Tengo el presentimiento de que este año todo va a cambiar y me siento feliz por eso.
Sí, hay paz, pero por qué me siento tan inquieto. Paz de las mil-re-putas que contradices este estado tan ameno, nah qué ameno si no hago nada, no es paz es quietud. Podría tirarme en benji y sentirme vivo, pero quiero alguien a quien cuidar, a quien regar, a quien admirar y despedir por las noches, mirarlo en momentos de aprietos y sentirme en paz y en vida plena. Me voy a dar por entero, me voy a plantar en una tierra bien seca para que me encuentres. Buenas noches y buenos días por siempre.