Amor es el problema y muerte es la solución. La muerte nunca es una solución pero sin ganas de vivir no hay por quién vivir. Amor es la razón.

La razón no me llevó a esto. La angustia me hizo sufrir y lloré sin razón. Lloré con angustia y la tristeza me ha llevado hasta aquí. Mi muerte no te servirá de nada, ni a quererme ni a tenerme lástima. La elección me deja satisfecho porque derramarás aunque sea una lágrima por no haberte fijado en mí.


El valor de esa lágrima es el mismo precio que costaré derramando sangre y agonizando en el suelo. Mi corazón detenido por el despecho de mi mutilación rondará tu conciencia por siempre, amor.


El no dejarte amar fue el peor castigo en vida. Lo mejor de mi vida fue amarte en silencio y desde aquí no lanzo ningún alarido más. Matarme fue un placer...